Un poema guardado en una pequeña caja viajó conmigo desde que tenía quince años. Lo hizo en cada mudanza (y no fueron pocas). Bordeó la pérdida y el olvido a través de los años. Y fue el comienzo de una obra en la que estoy poniendo corazón, cabeza y el alma al descubierto.
Pero la primera poesía, improvisada, que vio la luz fue la que me dio mi primer premio. Y hoy, Día Internacional de la Poesía, tenía que cobrar protagonismo y tener un espacio propio.
Y es que, a veces, tienes que…
… cambiar tú antes de poder cambiar el mundo.
… reafirmar el “sí” a través de un “no” y…
… entender que el amor era eso.
Lo que no duele.
Lo que no vacía.
Lo que no duda.
Pero también lo nuestro.
Lo genuino.
Lo eterno…
… y lo momentáneo.