Tras el dolor

Hay algo hermoso en el hecho de romperse, de dejar salir lo que duele. Al sumergirnos en el dolor, lo entendemos como parte de la vida y encontramos un significado para aquello que nos hace sentir vivos.

El dolor se convierte entonces en los abrazos que nunca llegaron, en palabras que sanan, destinos que se entrecruzan o caminos que no hubiéramos recorrido.

Hay veces que, de lo simple, nace lo inolvidable.

El atardecer es el mejor ejemplo de un final bonito. Sin embargo, para el sol, el ocaso no se trata de un final. Sino de la promesa de un nuevo principio.

Texto con voz e imágenes en @noeleenfonseca.

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